sábado, 8 de junio de 2013

Felicidad

Felicidad
(Dedicado a mi adorada hija)
La felicidad se parece
al brillo de tus ojos de almendra,
a las carcajadas alegres de tu risa fresca,
al cálido abrazo con el que cobijas mi existencia.

Sí, la felicidad debe ser tan dulce
como tu presencia en mi vida,
como el dulce olor de tu cuerpo
que aún conserva el aroma a bebé.

Y debe saber tan rica como besarte en la punta de la nariz
o como acariciar cejas para luego delinear tus ojos.

La felicidad es oír tu respiración pausada mientras duermes,
o compartir juntas una pequeña victoria cotidiana.

Y que me beses, y me cantes…  y sujetar tu mano
para que bailemos un tango mientras me voy de lado.

Tu humor, tu sonrisa, tus abrazos y tus besos
son parte del saldo positivo que me acerca

a la felicidad cotidiana. 

jueves, 6 de junio de 2013

Banalmente agradecida

Banalmente agradecida

Hoy levanto mi voz agradecida
a un bocado de fruta que siento que salvó mi vida
nunca creí que un momento así llegara
y que un trozo de melón el día me alegrara:
he pateado la calle desde esta madrugada
y –por males de salud- no ingerí absolutamente nada;
regresé a mi casa entrado el mediodía,
teniendo que salir de nueva cuenta
la tripa me sonaba ¡casi se me revienta!
pero aguanté estoica mi lúgubre agonía
que databa de antes, pues el día anterior
tampoco le eche al saco nadita, ¡no señor!

Ya andaba por la calle como mirando lejos
quería arepa, carne (o aunque fuese un “pellejo”);
me urgía llegar a casa para saciarme el hambre
caminaba torcida, no aguantaba el calambre
y llegando recuerdo; ¡si yo no he cocinado!
¡Ave María, Lola, la rabia que he agarrado!

Buscando un aliciente voy y abro la nevera
¡y que pillo un melón muy horondo y bien picado!
Ni corta, ni perezosa, de un tiro me he zampado
dos buenos trozos y el hambre, ¡como si no existiera!

Tengo que confesar, en honor a la verdad,
que en cualquier otro momento lo habría rechazado
pues en los últimos tiempos el melón me ha causado
repugnancia y rechazo, ¡ya no lo toleraba!

Con buena hambre no hay mal pan, reza el dicho popular
y con esta experiencia yo lo puedo asegurar
termino como dice el verso que encabezaba
las estrofas que escribo (a lo mejor banales):
Hoy levanto mi voz gentilmente agradecida
a un trocito de fruta que sin ser mi preferida
fue frugal aliciente para uno de mis males.



martes, 4 de junio de 2013

Mustia

                                                                 Mustia

La flor siente que muere
ante el invierno de amores
que ha marchitado sus pétalos.
Entregó su aroma, su color,
¡su vida!
Hoy llueven recuerdos y nostalgias
que le calan las entrañas
y le recuerdan que ya no será
la radiante flor que soñó ser.
Acurrucada, acicala sus pétalos
y se prepara para otro día frío en soledad.