sábado, 25 de mayo de 2013

La rana bajo la lluvia

La Rana Bajo la Lluvia



Una rana pretenciosa
ante la lluvia, muy ufana,
se quejaba agriamente.
porque estaba ya empapada
Saltando de rama en rama
dio uno, dos y tres brinquitos;
cansada de deambular
bajo ese gran temporal
se le ocurrió, de repente

con la hojita de una rosa
cobijar su cuerpecito
y así salir bien parada.

El tallo fue la varilla
de su natural paraguas,
guareciéndose del agua
debajito del envés

y es aquí donde la ves:
cuando la han fotografiado
de una rama hizo una silla
y muy contenta se ha sentado

a orillas de la barranca
y dice, al estirar sus ancas:
¡antes muerta, que sencilla!



Las fotos que ilustran mi poema fueron tomadas en mayo, por el fotográfo indonesio de 27 años, Penkdix Palme.  La ranita es una modelo ejemplar que estoicamente aguanto el temporal, sujetándose a esa rama ¡durante treinta minutos!


A una bruja

A una bruja

Deje de andar mandando lluvia pa´ estos lares
catracha bruja sin ningún oficio
¿no ve que se nos alebrestan los mares
y a los pescadores causa un gran perjuicio?
Ya deje sus conjuros y haga algo de bueno
¿no ve que esta lluvia recuerda desamores
vuelve pesadilla los pequeños sueños
y con este reuma me causa dolores?

¡Qué tiempos aquellos frente a mi caldero!
invocando embrujos, haciendo pucheros…
…  tiempos que se han ido y ya no volverán
¡Si hasta mi escobita guindé en el zaguán!
Agradezca al cielo por mi jubilación
que si no, Patuca, en estos momentos
yo le estaría enviando una inundación
que la haría gemir tal como un jumento.

Deje ya el embrujo, que lo hace por vicio,
no me siga enviando este viento frío
que se anega el monte y desbordan los ríos
no mande más nubes, ¡vaya y busque oficio! 

jueves, 23 de mayo de 2013

Amor Chiquito

Amor chiquito

De esos, de helados en el portal y galletas compartida,
amores, íntimos y secretos
que duran toda una vida.

Amor que nació en la infancia, entre cuentos, cantos, rondas, 
que -cual árbol florecido-
nos cobija y nos da sombra.

De los que nunca se confiesan, mas te llenan de emoción 
que te roban a diario un suspiro
y se quedan a vivir en una canción.

Crecido, aunque no maduro, es amor de tono incierto
que jamás se aclara a nadie
y que se vive a pecho abierto.

Amor de niños, ¡chiquillos!, de párvulos inocentes
que son refugio en el tiempo
sin que lo sepa la gente.

Es un cariño inocente, puro, no contaminado, 
que no entendería la mente
de quien jamás así ha amado.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Tu recuerdo

Tu recuerdo

En mi paladar, es como un pie de limón a media mañana:
dulce y reconfortante.  Pero de a poco me bastas.

Es como el pinchazo de una enfermera:
doloroso, pero necesario.

Se asemeja a una tarde de lluvia en casa:
me alegra estar allí, pero lamento que otros lo padezcan.

Tu recuerdo es...  ¡como una ensalada de frutas!:
pero de pronto pruebo la lechoza y me repugna
¡y ya no quiero más!

Y así te paseas por mi memoria.

lunes, 20 de mayo de 2013

La Voz de la Muerte

La voz de la muerte


Viene cada mes y toca su timbre.  Tiene una voz agradable y muy varonil.  Su dicción es muy aceptable.  Y demuestra tanta cortesía que a veces resulta chocante. Nunca le he visto, ¡no me atrevo a asomarme a la ventana!, aunque sería muy fácil.  Para mí es solo eso, una voz, ¡la voz de la muerte!  Oigo cómo le formula preguntas personales, le increpa de sus gustos y hasta se atreve a pedirle su número de teléfono. A ella, a mi vecina, le gusta.  Se le nota en la voz y en la risa (su tono no suele ser el mismo con el que grita a los niños que cuida).  Sólo oigo su risa una vez al mes.  Cuando ocurre esta visita furtiva, a media mañana, cuando no hay casi nadie en el vecindario.  Y su tos cada vez más sonora de fumadora crónica, rompe el silencio de la media mañana e interrumpe esa placentera risa.  Respira. Se calma.  Es así cada treinta días.


Hoy volvió la voz a casa de mi vecina.  Siempre con un bolso cargado de regalos.  La endulza, la prepara lentamente.  Y hubo risas, flirteos, comentarios.  ¡Y esa voz!  Una voz que parece entrenada para hacer sonreír, para responder a sus requerimientos.  Ella, mi vecina, cede.  No le importa la reiteración de las preguntas, responde presta y con gusto porque sabe que obtendrá su premio como el mes pasado, como el mes próximo.  Solo por eso contesta y sonríe…   y suspira ansiosa.  Termina la entrevista, ya la muerte deja su legado, su cuota de inversión progresiva y mi vecina la recibe, sonriente.  Se va la voz y ella, mi vecina, abraza a su paquete de cajetillas de cigarrillos, ansiosa de que llegue el próximo mes.  Feliz de haberse ganado un regalo más de la voz.  Tose y se ahoga.  Y cierra la puerta sonriente.

Postmortem

Post-mortem

Al filo de la medianoche, un espeluznante alarido rompió el silencio. Pareció salir de la entrañas mismas de la tierra. Todos corrieron espantados, buscando apoyo en el compañero o la vecina más cercana. De pronto, reinó el silencio nuevamente y una tensa se apoderó de dolientes y allegados. Solo al momento de la novena, frente a las gotas de lágrima que aún se empozaban en sus hundidos cuencos y el extraño vapor en el vidrio del féretro, comprendieron la naturaleza de aquel grito. Y lloraron su muerte post-mortem.











P.S.: La imagen fue tomada de
 http://elclubdelos7miedos.files.wordpress.com/2012/03/valdemar.jpg?w=226&h=300