Retoque mágico
Sentadas frente a una hoguera,
bajo un árbol en mitad del oscuro y tupido bosque, las dos brujas sacaron sus
hígados y corazones, los remojaron en vino y bebieron de él. Libaron amarguras viejas, ordeñaron desesperanzas
y sembraron nuevas ilusiones al ritmo de cantos y conjuros que entonaron hasta
el amanecer. Con cada alarido y
carcajada aquellos órganos sanaban con hermosa magia, entre chisporrotazos y
luces de colores. Justo al rayar el
alba, con un pase de magia magistral, paliaron las últimas viejas heridas,
devolvieron sus órganos rejuvenecidos y relucientes a sus respectivas cavidades
y dieron un último toque a sus arrugas, vestidos y peinados. Dos vueltas de varita, un conjuro y ¡zas!,
desapareció la hoguera. ¡Había sido una
larga y fructífera jornada y ya estaban listas para otra centuria!... Las hermosas brujas, alegres y bullangueras,
se despidieron con un abrazo y emprendieron sus caminos, con la promesa de
volver a encontrarse un siglo más tarde para su tradicional sesión de belleza
integral.
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