sábado, 13 de abril de 2013

Carta con perorata de una maestra


Carta con perorata de una maestra

Amigo ni-ni, chavista u opositor: si ya a estas alturas tienes tu decisión tomada, ¿qué te hace pensar que los demás no la tenemos? ¿Qué te hace creer que insultando a tu oponente vas a atraer los votos de sus copartidarios? ¡Un poco de inteligencia nos vendría bien a todos! Inteligencia estratégica, para que sepamos que, luego del 14 de abril seguiremos vinculándonos con “la basura ésa” que va a votar por el oponente; inteligencia táctica, para saber que es más profundo un análisis del proyecto presentado por cada aspirante a la presidencia, que el que hasta ahora hemos hecho de lo que deciden –para su conveniencia- resaltar los medios (cuyo sesgo de uno u otro lado es totalmente evidente). No es igual juzgar los “lapsus mentis” o “lapsus lingüis” de los candidatos (que TODOS los han tenido), que analizar en profundidad sus propuestas, porque en todo caso, no es a la persona a la que se sigue, sino a las ideas que propone; como seres humanos, siempre cometerán errores, ¡siempre!, y estamos llamados a no ser tan superficiales que nuestro análisis político se circunscriba a una gorra, una combinación de colores, a si está flaco o toca bien el tambor, o una frasecita que el medio de comunicación decide destacar según sus intereses. Creo –desde la convicción por el conocimiento, no desde la suposición- que todos tenemos la inteligencia lingüística y lógico – matemática como para esa revisión, desde la realidad y la factibilidad, no desde las emociones.   Otra de las dosis de inteligencia que necesitamos es la de inteligencia emocional, para poder regular nuestras emociones y que éstas no se conviertan en un elemento contaminante de nuestras relaciones cotidianas. Sí existe libre albedrío y libertad, pero recuerda que tus derechos –ni los de ningún otro ciudadano- están por encima de los míos o de los de tu vecino, sea de la tolda política que sea. Últimamente hemos desarrollado la creencia de que, porque hay libertad, podemos insultar a diestra y siniestra… ¡no, no, no, no, no! La libertad es un concepto integral y profundo que implica también responsabilidad, respeto, valoración de la dignidad –propia y de los otros- ¡y trascendencia! Así que no vengamos con cuentos en nombre de la libertad. Ella no nos da permiso para las generalizaciones, ni para la tan poco asertiva conducta de tirar puntas a diestra y siniestra… ¡ah, las generalizaciones!, esas, las que han alejado a nuestras familias porque “todos los chavistas son tierrúos”, “los opositores ladrones” o “este país –con todo lo que este concepto implica- es una mierda”… ¡las generalizaciones!, tan útiles para la aplicación de una ley o teoría y tan inútiles o banales que las hemos vuelto por su uso intencionado para insultar y destruir a quien se nos opone en las ideas. ¡Y tan maravillosas las ideas!, que deberían unirnos -en el respeto y la tolerancia- como personas, aunque nos distancien como personas. ¡Las ideas!, ésas que nos han dado tantos años de avances en muchos ámbitos y que hoy parecen moribundas en algún rincón, subyugadas por la inmediatez y el efectismo tecnológico…  

¡Creo que me perdí en ensoñaciones, pero tranquilos, ya piso tierra nuevamente!  

Si a estas alturas te preguntas si soy apolítica, permíteme que te diga que no, no lo soy. Lo que no soy es fanática. Creo en la política que se hace en el día a día, en la política del ciudadano responsable y del que es congruente en acciones y valores, tanto si lo ven, como si no; tanto si hay campaña electoral, como si no; tanto si hay visita, como si está solo en casa. Creo profunda y totalmente en la educación como acto político que forma ciudadanos críticos, responsables y participativos… es, a lo mejor, una política muy purista y utópica (¡una aberración!, dirán algunos), pero es en la que creo; no en la de las gorras, las consignas, las camisas “quita y pon a conveniencia”, ni los insultos o desprestigio del contendor… ¡porque eso NO ES POLÍTICA!, es un ejercicio de agresión que nos envilece y nos aleja como pueblo, como personas. Y creo que mucho me he partido el lomo yo, para contribuir en la formación de GENTE HERMOSA –por sus saberes, acciones y sentires, no por su apariencia física-, digna y decente, como para avalar una serie de actitudes que desdicen de una actividad que hago con todo mi amor, por gusto y con convicción. Sí, ésa es mi política, pero no pretendo insultarte o señalarte si no la compartes, sólo te pido respeto para la persona maravillosa que eres y que me has permitido conocer, que no se merece tantos insultos que tú mismo profieres en tu contra, creyendo que lo haces contra otro: eres dueño total y absoluto de todo eso y bioquímicamente es a ti a quien dañas cuando te permites sentirlo… ¡sí, es tu libertad, ya lo sé!, pero yo pecaría de indolente y negligente si no compartiera esto contigo: cuando insultas, te dañas tú y deterioras el entorno, ya es hora de ser más trascendentes y menos superfluos en el hacer político, ¡en la vida misma! Analiza opciones, decide la que mejor te parezca y apóyala, si es lo que quieres, desde el respeto por la dignidad del ser humano, no desde la agresión y la acusación como recurso para convencer. Y, por sobre todas las cosas, no seas tonto/a útil de quienes desean ponernos a pelear pues, terminadas las elecciones, seguiremos siendo parte del mismo país con un objetivo común: una vida en armonía con el mayor índice de prosperidad posible. Sea cual sea el candidato que gane y sean cuales sean mis creencias o convicciones políticas, yo tendré que seguir trabajando por ello, porque un solo árbol no hace montaña; y tú, ¿qué harás?, ¿cómo recogerás toda la sarta de insultos que soltaste al viento?, ¿no trabajarás por una mejor Venezuela con aquellos a quienes insultaste? ¡Tocará hacerlo, así que no sigamos enmalezando el camino! Termino mis pensamientos con un reto: hablar, de aquí al domingo, del proyecto político de tu candidato sin mencionar atributos personales (¿recuerdas?, seguir la idea, no seguir al hombre), sin desmerecer la propuesta del otro… ¿quieres convencer? (cosa que dudo, a estas alturas, sea muy posible), ¡hazlo con argumentos, con análisis, no con insultos! Ése es mi reto, ¡proyección!, proyecta a tu candidato desde el análisis de sus propuestas, valídalas con datos, no con insultos, ¡haz gala de tus múltiples inteligencias y sé un poco más feliz!  ¡Un abrazo fuerte, desnudo, para no ver el color de tu camisa y sí la esencia de tu maravillosa persona!

Con cariño,

Yo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu trazo, comenta: